lunes, 12 de septiembre de 2011

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Me tiraste a la cara más de 300 sinónimos. Yo solo te pedí una palabra clara.
No eran para mí tantas curvas, esos discursos barrocos. Aunque he de reconocer, que tenías una bonita manera de disimular que no decías nada, ni escuchabas, ni entendías. Ni querías.
Pero cuando los finales superan por mucho a los principios, se empieza a perder el hilo, y lo bonito que podía quedarle a tu discurso. Así que te cedo los hilos, y puedes quedarte con todos los adjetivos del diccionario. Puedes sentirte muy por encima, ganador o lo que fuese que querías, porque por suerte la paciencia es un poco menos infinita que la estupidez, y ahora solo me queda lo segundo.

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